miércoles, 3 de octubre de 2012

Dušan Marek


Una lamentable ausencia en Caleidoscopio surrealista es la de Dušan Marek, artista checo que se establecería en Australia. El capítulo de este país debe incluir una entrada a su figura, extremamente singular y siempre fiel al surrealismo.
En el artículo que hace unas semanas dedicábamos al surrealismo en Australia, ya nombrábamos a Dušan Marek, e incluso reproducíamos sus obra “Ecuador” y “Perpetuum mobile”. Marek nació en 1926 en la Bohemia del Norte. Su hermano mayor, escultor, le descubre el surrealismo y tanto entusiasmo produce en él que se proclama surrealista cuando tan solo cuenta 13 años. El poetismo-surrealismo le deja una huella que será decisiva por el resto de su vida, transcurrida muy lejos de su país. En efecto, en 1948 huye con su hermano de la dictadura comunista instalada en Checoslovaquia, pasando cinco meses en un campo de refugiados de Alemania, donde pinta en sendas tablas de su cama “El viaje” y “El nacimiento del amor”, que aquí podemos ver. Muy curioso es que sus siguientes pinturas tengan iguales circunstancias insólitas: las hace en la mesa de juego del barco que lo transporta a Australia, y son “Gibraltar” (donde el barco se detuvo varias semanas”) y las citadas “Perpetuum mobile” y “Ecuador” (hecha al cruzar el ecuador).
Tras pasar unos días en un campo de emigrantes, se instala en Adelaida y expone sus obras junto a pinturas indias, pero dos de las suyas son consideradas obscenas (una de ellas “Ecuador”) y la retrógrada sociedad del lugar lo identifica, al definirse como surrealista, con el comunismo. Son ironías del destino, que lo hacen marcharse en 1951 a Tasmania y en seguida a Sidney, donde reside entre el 51 y el 54.
Poco característica de su obra, pero a la vez excepcional, es esta pintura titulada “Ego”, de 1951-52:


Un período interesantísimo de la vida de Dušan Marek es el que va de 1951 a 1959, ya que reside con su mujer en el territorio papú de Nueva Guinea, la isla más vasta de toda Oceanía y poseedora de un fabuloso arte escultórico, bien conocido de Vincent Bounoure. Se trata de un período de riqueza sobre todo vital para Dušan Marek, ya que pocas obras hizo, y además, a causa de la humedad, se le estragaron las que, de las décadas anteriores, llevaba consigo. No lo preocupó esto, ya que, como verdadero surrealista fascinado por el azar, poseía un gusto por el “deterioro” producido por este, negándose siempre a “restaurar” sus obras, cuya naturaleza transitoria le placía. Dušan Marek trabajaba además con materiales bizarros: ladrillos, láminas de aluminio y hasta un cajón en la casa de unos amigos, donde les hizo una pintura a hurtadillas.

En Nueva Guinea, Marek pintó “Rabaul”, fotografió a los nativos (aquí tenemos un bello ejemplo de sus retratos), adquirió obras de ellos y prosiguió su obra fílmica. En efecto, ya en 1952 había realizado dos cortometrajes animados con marionetas (“Luz de oscuridad” y “El verano del pescador”), que para algo venía del gran país de la animación y las marionetas. Con ellas hace “El mago”, pero también se orienta al documental: “Copra y cacao” y “Fiesta de montaña en Nueva Bretaña”.
Desde el punto de vista de su pintura, estos años sí fueron decisivos para los posteriores, en Adelaida, Sidney, Tasmania, Canberra. Su pintura ya está marcada por la fastuosa naturaleza australiana, y en particular por el espectáculo marino (¡y que todavía haya quien oponga el surrealismo a la naturaleza!). Prosigue su obra fílmica: “Ocho canciones infantiles”, “Adán y Eva” (que adquirió celebridad), “La trompeta mágica”, “Molinos de viento”, “Telaraña en un paracaídas” y, por último, “Y la palabra se hizo carne”. Son cortos de animación las cuatro primeras, y largometrajes las dos últimas. A propósito de “Telarañas en un paracaídas”, dirá:
“Today uniformity, convention, hypocrisy, hatred and other habit-forming pressures provide the dominant recipe for life. Man is becoming deprived of the vital experience of beauty and of the natural processes of love. Reason, imagination, the importance of living and even his true identity becomes unknown to him. This film unfolds the problem facing every person on earth, the problem within himself, the fight between the conscious and the sub-conscious mind. It is a document of the human mind. Through this quiet and savage conflict we experience the subconsciousness as it gains new strength that enables man to enjoy life fully, to experience life and nature without prejudice”.


En los años 70 realiza cajas y obras polidimensionales como esta de 1975, de la que solo vemos un lado, y que se titula “Drama cuatridimensional sin palabras”. En 1979, viaja a América y Europa, pero sin visitar Checoslovaquia, ante el temor de que las autoridades lo detengan por haber abandonado el país treinta años antes. Dušan Marek muere en 1993, un día antes de que se inaugurara la exposición “Revolution by night”, que significaba un hito en el reconocimiento del arte surrealista en Australia, y que era anunciada en un póster donde aparecía su cuadro “Perpetuum mobile”. En el volumen originado por dicha exposición –con el ensayo de Christopher Chapman que comentábamos el otro día– se reproducían algunas de sus obras, entre ellas “En la playa”, de 1949:


Sobre Dušan Marek tenemos el libro de Bernice Murphy Dušan Marek (Nacquarie Galleries, Sidney, 1979), con la reproducción (sobre todo en blanco y negro) de unas 30 obras suyas, que esta ensayista va comentando una a una, y, sobre todo, el rico estudio de Stephen Mould “Dušan Marek: a landlocked czech surrealist in the antipodes”, en el n. 3 de Papers of surrealism, asequible en la red. Stephen Mould ha localizado arduamente unas 500 obras del artista, señalando también las grandes dificultades de rescatar su obra fílmica. Por lo que respecta a su pintura, ve en ella, con todo acierto, una “fusión entre el estilo desarrollado en Praga y la riqueza visual y variedad del paisaje australiano, informada y refinada por sus propias preocupaciones filosóficas y metafísicas” –preocupaciones, por cierto, que asumen el máximo interés.