lunes, 20 de mayo de 2013

Breves

He aquí algunos enlaces sobre la reciente exhibición del grupo checo y eslovaco en Trutnov:
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Por su parte, el incansable Arnost Budik organiza esta exposición itinerante internacional, cuyo catálogo lleva un breve texto suyo sobre “erotismo o sexualidad”. Participan en ella, aparte el propio Budik, Rafet Arslan, Pavel Bezdecka, Josef Bubenik, Miguel de Carvalho, Zdenek Cibulka, Cins, Jan Docekal, Aube Elléouët, Linda Filipová, Amirah Gazel, Jiri Havlicek, Martin Hronza, Lubomir Kerndl, Gabriela Kopcová, Alla Kovalska, Josef Kremlacek, Vladimir Kubicek, Henry Lejeune, Rik Lina, Miguel Lohlé, Luiz Morgadinho, Ayse Ozkan, Vaclav Pajurek, Zdenek Piza, Pedro Prata, João Rasteiro, Tomas Rayner, Pavel Reznicek, Walter de Rycke, Enrique de Santiago, Jaroslav Marak, Cruzeiro Seixas, Sam Schwimmer, Erszi Szabo Stefunková, Jiri Tichy, Oldrich Vorel, John Welson y Jan Wolf.
Al mismo tiempo tenemos noticia de que ya apareció el número 5 de Styxus, revista del grupo surrealista Stir Up, que esperamos reseñar próximamente.
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El n. 2 de L’art du jazz (Éditions du Félin) incluye textos sin duda valiosos de Jean-Yves Bériou (“Third Ear Recitation”), François-René Simon (“Konrad Klapheck: le jazz en apparence”), Alexandre Pierrepont (“Musique domaine du possible: New Yorubas dans les nouveaux mondes”) e Ildefonso Rodríguez (“Jazz en la boca”). El texto de Jean-Yves Bériou, que ya hemos podido leer, es de veras magnífico, una reflexión de altura y profundidad sobre las relaciones entre el automatismo poético y la improvisación musical.
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Miguel Estrada, "Mosaico"
Miguel Estrada es un mejicano en Praga que se siente muy cercano a la revolución surrealista. Se define como “flâneur de rêves”, hace pinturas, dibujos y poemas automáticos y lleva un diario de sueños. En su blog, Miguel Estrada muestra cómo se inspira en el México que ha fascinado a los surrealistas. Por otro lado, se nos ocurre pensar, el encuentro del México anterior a la barbarie civilizadora y la Praga mágica, por oculta que esta esté bajo la horrorosa banalidad turística, ¿no daría unos resultados explosivos?