miércoles, 11 de septiembre de 2013

Nuevos viajes del doctor Sardan


Tras la apoteósica presentación en tierras brasileñas del nuevo libro de Zuca Sardan, es el momento de dedicarle una breve reseña a la lectura reposada que hemos hecho de estos cinco cuadernos de Remix Rapz Colac reunidos en uno.
2000 ejemplares ha lanzado la editorial Cosac Naify (cosacnaify.com.br), tirada tal vez escasa para los muchos seguidores de que disfruta Zuca Sardan a lo largo y ancho del globo terráqueo. En las solapas viene una serie de juicios sobre su obra, en forma de coro griego constituido por algunos de sus amigos y lectores, Este coro, por supuesto que predominantemente femenino, canta los poderes que ya conocemos caracterizan a nuestro poeta: la jovialidad, el humor (de todos los colores), la subversión de “la solemnidad de las imposturas”, el no parecerse a nadie que lo convierte en un verdadero hapax del mundo literario, en un “poeta absolutamente único” por su “combinación de humor, precisión y melancolía”, como apunta en el coro griego Noemi Jaffe.
Como es preceptivo en Zuca Sardan, Ximerix abunda en ilustraciones, dibujos que muchas veces se convierten en collages, la mayoría atacados por los bichos más inesperados.
Por los versos siempre veloces del Maestro Zuca pasan tanto personajes antiguos como flamantes. El primer cuaderno, que lleva por título “Ratakatrak (Eletro-Remix)”, se abre con la presencia de un viejo conocido: “Conde Lotrak / noble semblante... / escupe en cima mata / a la cucaracha en la solapa... / De nada sirve, Lotrak / allí se fue allí se fue ella... / zaft-zoft-zaft / la Cucaracha Voladora”. Acto seguido, en una obertura digna del cine de terror y luego del cine fantástico, el Conde Lotrak escupe un rubí. Las historias se van encadenando, muchos de los sketches haciendo imaginar viñetas correspondientes.

Las cuatro partes restantes tiene en común el lanzamiento de dados que les sirve de preámbulo. Y como hablar de dados es evocar la poesía hermética, aquí tenemos al poeta Melarmek apadrinando el segundo –“Apothegmas alabastrinos”– y el tercer cuaderno –“Bustrofédon burlão”–, ambos calificados de “mallarmaicos”. Con mucha música por medio, irrumpen aquí el Dr. Tom (que logra liberarse de su ataúd), la morenita Manon (con su fiel perro Grizú), Don Fantaz Garnier, la Musa Merry (sopranista), el Capitán Gin, el cardenal Sacamuelas y muchos más.
El capítulo cuarto y el quinto son “didascálicos”... y dialécticos, ya que el lance de dados lo hace en el primero la vidente engagée Cassandra Bolchevique y en el quinto la Gazetta Proleta. De los orígenes del comunismo soviético a su caída y los tiempos actuales, el poeta trata cuestiones graves en las que no falta la presencia de Dona Filó Zofia. Antológicas son la decena de adivinanzas delirantes, de las que pondré como el ejemplo más traducible la de la locomotora: “La locomotora pasa por encima / de la colina y al fondo de la granja / apestando de alquitrán / el ambiente mata al pavo... / ¿Cuántos huevos podridos entonces / bota la pava negra?”
Ximerix/Xiremix se cierra con el Juicio Final y visiones infernales, pero resulta que ya... ¡ni el Infierno es lo que era!
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En coincidencia con este librito de Cosac Naify, Javier Gálvez, en sus ediciones Ardemar, de las que recientemente comentábamos su Elíptica, ha editado El viaje sicalíptico del doctor Sardan, en diez ejemplares, compuesto de ocho dibujos mudos y por supuesto, como el título indica, lascivos, más el de la portada, que es el que vemos a nuestra izquierda, con una de las sirenas tan frecuentes en los dibujos del Maestro, y la atmósfera de viejas y gloriosas películas de miedo con que se abre precisamente Ximerix.