miércoles, 4 de diciembre de 2013

Flávio de Carvalho y el surrealismo

Las publicaciones anteriores de Marcus Salgado hacían recibir con expectación este trabajo sobre Flávio de Carvalho, y debe decirse que responde tanto a lo esperado como para confirmar que el territorio surrealista ya cuenta en él con un ensayista de primer orden. A arqueologia do resíduo: os ossos do mundo sob o olhar selvagem (Antiqua, São Paulo, en la misma colección en que han aparecido diversas publicaciones de las Edições Loplop) es un ensayo denso e intenso sobre una figura muy sui generis, reivindicada justamente por los surrealistas brasileños y en particular por Sergio Lima, en cuyo proyecto de A Phala (revista y exposición) participó Flávio de Carvalho ya hace cerca de medio siglo.
No hace Marcus Salgado un trabajo puramente histórico, ya que se implica en una visión crítica radical de la sociedad moderna, con su imperio de la mercancía industrial, sus devastaciones de todo tipo o su “amusement business” –el retrato que hace de las ramificaciones del turismo actual dice todo lo espeluznante de este fenómeno monstruoso, en que participa prácticamente toda esa humanidad que vive alegremente de los excedentes de la depredación y degradación industrial y del hambre y la miseria del resto de sus semejantes.
Flávio de Carvalho fue en 2010 objeto de un catálogo del Museu de Arte Moderna de São Paulo, cuyos textos dejaban que desear, pero cuya iconografía era magnífica. En el libro de Marcus Salgado, la iconografía, muy cuidada, es alusiva a los temas que se van tratando, empezando por la antropofagia y lo “salvaje”. La visión personal de la antropofagia que tiene Flávio de Carvalho está marcada, como apunta Marcus Salgado, por una “aproximación directa al surrealismo”, y esto es lo que en verdad lo distingue de sus contemporáneos. Fue un lector infatigable de la poesía surrealista y se interesó por la temática sexual y el psicoanálisis y por el arte de los niños, de los locos y de los pueblos primitivos, con los que colindaba y a cuyas tierras viajó. Entusiasta de Yves Tanguy, él mismo reconoció la importancia del automatismo tanto en sus dibujos como en la película que proyectó sobre los indios xirianás. De los dibujos dijo que sus líneas “son semipoéticas, colocadas en el papel o en el lienzo de manera surrealista, usando un proceso de libre asociación de ideas, que en el momento surgen y son expuestas, sin preocupación y sin lógica”, y a la pregunta de si usaba excitantes para escribir responde que no los necesita, ya que se recoge en su “mundo interior y, en ese momento, el mundo que me rodea no existe” –“mi mejor producción es hecha en una especie de estado de trance”.
Flávio de Carvalho era un agitador nato y, como dice Marcus Salgado, “un pensador sin amarras”. Gracias a su espíritu anarquizante, supo rechazar el estalinismo que en los años 30 y 40 dominaba la intelectualidad izquierdista brasileña. Una de sus más saludables líneas de acción es el antieuropeísmo, que lo hubiera hecho votar al Capitán Cap en el París unas décadas anterior. Visita a Europa para estudiarla como un antropólogo, descubriendo y describiendo todas sus aberraciones, por supuesto que exportadas al Brasil y al resto de las colonias de estos países que jamás podrán ser redimidos, pero que saben siempre limpiarse la cara en prodigios de cosmética (baste pensar en las bellas connotaciones del adjetivo “europeo”, a pesar de que tal vez sea el más indecente que existe). Escribe Marcus Salgado: “Flávio, que siempre predicó el abandono de Dios, sabía que era igualmente necesario el abandono de Europa, entendida como emblema (o incluso exacerbación monstruosa) del pensamiento racionalista, artificial y conceptual, en oposición a la mirada en estado salvaje y al llamamiento de lo maravilloso natural que definen la visión no euro-céntrica”. Nada, como se verá, más común con el surrealismo.
Sus obras literarias, que Marcus Salgado va explorando en su libro, son esencialmente A cidade do homem nu, Experiência nº 2, Os ossos do mundo, O bailado do deus morto y A origen animal de deus. El “hombre desnudo”, escribe Marcus Salgado, sería “el hombre sin dios, sin propiedad, sin tabúes, dispuesto a ejercer la libertad en los dominios del pensar y del sentir”. Experiência nº 2 es un libro extraordinario, del que hizo esta sinopsis Fábio Cypriano: “Hace 70 años, un domingo de sol en la pacata S. Paulo, que tenía entonces menos de un millón de habitantes, el joven arquitecto Flávio de Carvalho pasaba frente a la catedral de la ciudad cuando vislumbró una multitud en la procesión del Corpus Christi. Se le ocurrió entonces «la idea de hacer una experiencia, desenmascarando el alma de los creyentes por medio de un reactivo cualquiera que permitiera estudiar la reacción en las fisonomías, en el andar, en el mirar, en fin, el pulso en el ambiente». El arquitecto volvió a su casa, se colocó una gorra en la cabeza y volvió a la procesión. El simple gesto de llevar puesta la gorra fue motivo para que la multitud se encrespara, no llegando a linchar al provocador tan sólo por la intervención policial. Carvalho publicó el relato de su día de terror en el libro Experiência n. 2. La investigación psicológica es el hilo conductor de toda la obra de Flávio de Carvalho, y ello lo aproximó al surrealismo. La obra se divide en dos partes. La primera, una narrativa contundente, describe minuciosamente todas las sensaciones de Carvalho y la reacción popular. La descripción de cómo el miedo se apoderó de él evoca los textos kafkianos. Ya la segunda parte es una investigación y análisis de la religiosidad popular. Llena de citas de Freud y Nietzsche, puede ser considerada una «investigación del alma»”. Os ossos do mundo se compone de relatos de viajes, e incluye las memorables páginas de “El tabú de la vegetariana” (“Los vegetarianos son personas terribles y feroces, que se valen del vegetarianismo para encubrir la negrura del alma, como ocurre con los puritanos y los creyentes de ambos sexos: se sienten sucios y automáticamente ven la necesidad de purificación del mundo”), transponibles a los actuales furiosos del animalismo; esta obra la reeditaría en 2006 el grupo deCollage. O bailado do deus morto es una pieza teatral en que satiriza el cristianismo.. A origem animal de deus es su último libro, que acerca Marcus Salgado a las preocupaciones de Artaud.
Por desgracia, Flávio de Carvalho era arquitecto, y hay también en él mucho progreso, mucha ciudad, mucha ciencia, mucha eficacia, mucha higiene, mucha industria, mucha máquina, mucho confort y, en fin, muchas tonterías, incluidas, por ejemplo, la defensa de la comida estandarizada (“internacional”) o de la velocidad y las visiones desde el avión. Como arquitecto, yo que lo tenía, mal informado, por “visionario”, lo que siento, tras haber conocido el catálogo de 2010, es pavor hacia sus proyectos de ayuntamiento de São Paulo o su “faro de Colón”, aparte el haber celebrado la arquitectura moderna por su “virilidad”. Sabor muy amargo tiene este vaticinio de 1940: “Una bella promesa despunta en el horizonte internacional: el mundo entero será la casa del hombre”. Pero Flávio de Carvalho albergaba sus contradicciones, que son bastante bien iluminadas por Marcus Salgado. Así, en esta misma materia, también habló de una arquitectura telúrica y que tuviera un valor “poético”.
A arqueologia do resíduo incluye al final una serie de interesantes anexos. El primero se compone de las entrevistas de Flávio de Carvalho nada menos que a André Breton, Man Ray, Tristan Tzara, Roger Caillois y Herbert Read. La más interesante es la de Man Ray, y la menos la de Caillois, una monserga cientificista. La de Breton fue hecha en la Place Blanche en 1934, publicándola cuatro años después Cultura, revista de la comunidad negra de São Paulo, por lo que se trata de la primera entrevista a Breton aparecida en Suramérica. Flávio de Carvalho se hospedaba en París en la casa de Benjamin Péret y Elsie Houston.
El segundo anexo es un ensayo de Sergio Lima sobre Flávio de Carvalho y el surrealismo, y el tercero una entrevista, muy jugosa al propio artista, realizada a fines de los años 30.
Faltaría hablar de la coherencia interna de este libro de Marcus Salgado, y del hilo temático designado por su título. Pero espero haber azuzado su lectura, en el doble atractivo de ser un gran ensayo en sí mismo y de abordar magníficamente a una figura de órdago, reivindicada por el surrealismo.