miércoles, 29 de enero de 2014

Jan Krizek y “Le poignard subtil”


Aunque aún no he podido conseguir el catálogo checho de Jan Krizek, quiero hoy destacar un blog de primerísima calidad en que puede encontrarse una buena reseña de este libro:
Este blog funciona regularmente desde el verano de 2007, animado por Bruno Montpied, a quien se deben trabajos excelentes, y que ha colaborado con el grupo surrealista de París. “Le poignard subtil” se propone colocar, y por supuesto lo logra, “pasarelas entre el arte popular, el art brut, el arte naïf, el surrealismo espontáneo y el arte inmediato”, caracterizados por su “poética de lo inmediato”.
Jan Krizek (1919-1985) es un caso peculiar, ya que, huyendo del estalinismo, recaló en París, donde vivió el resto de su vida. Aparece pues como una personalidad aislada con respecto al grupo de Praga, y en París su negativa a que la figura humana desapareciera de sus obras no propició sin duda su éxito artístico. Allí se relacionó con Charles Estienne, con André Breton y con Jean Dubuffet. Fue sobre todo escultor, pero también hizo pinturas, collages y dibujos. Estienne le escribió el texto para su exposición en L’Étoile Scellée, la galería de los surrealistas parisinos.
El catálogo corresponde a una exposición en la Galería Nacional de Praga compuesta de unas 300 obras, y lo hizo Anna Pravdová, por lo que la calidad y el interés están asegurados. Con André Breton mantuvo correspondencia, en una ocasión provocando una respuesta airada que Bruno Montpied justifica plenamente en su reseña. Falta por señalar, a la hora de hablar de Krizek y el surrealismo (y es que Bruno Montpied, al igual que yo, no ha podido obtener el catálogo), que, en el n. 1 de Le Surréalisme, même, hay una página a él dedicada, con la que abrimos esta nota.
Desde 1962, o sea cuando tenía 44 años, Jan Krizek abandonó la escultura, para dedicarse con su mujer a la apicultura. O mejor dicho, dejará de esculpir aunque seguirá dibujando esculturas.
En una de las cartas a André Breton, le decía, a propósito de “la operación que tiende a restituir el lenguaje a su verdadera vida”:
“¿No cree que podríamos encontrar ahí un verdadero hombre premegalítico, un ancestro de Tailesin que sería superlúcido y superresponsable, un hombre totalmente irracional, constituido esencialmente por la «materia primera» donde «el hablar y el decir» (la pintura y la escultura) no estarían aún separados?”
Breton poseyó dos esculturas suyas, que aquí podemos ver: