domingo, 10 de julio de 2016

“La Vertèbre et le Rossignol”, n. 4

En 2009 se publicaba el número primero de la revista La Vertèbre et le Rossignol y al año siguiente el segundo. Del primero permanece hasta el presente David Nadeau, que es el motor de este proyecto surrealista, y del segundo Pascale Dubé. El número tercero, con más empaque, apareció en 2015, participando muchos nombres del movimiento surrealista y optando por una orientación temática, al ocuparse del surrealismo y el mito templario. Ahora, el número cuarto elige “La prueba peligrosa”, con la intención expresa de “explorar las pulsiones destructoras, el lado sombrío del espíritu y la posibilidad de superar el sufrimiento, incluso de transformarlo, con la ayuda mágica de la poesía”. Los convidados vuelven a representar ampliamente el movimiento surrealista, con varios nombres comunes al número anterior (Rik Lina, Patrick Lepetit, Rodrigo Verdugo Pizarro, Alex Januário, Kirin, Verónica Cabanillas Samaniego) y sin ceñirse siempre al tema propuesto, ya que algunas colaboraciones son incluso de hace algunos años. La riqueza de contenido se equipara a la del número de los templarios, ya aquí reseñado.
La portada es de Verónica Cabanillas Samaniego, quien, si se le suman a esta Vagina prehistórica en el desierto las dos imágenes interiores, tituladas Mausoleo de la estrella prehistórica cósmica y Águila-diosa cavernaria astral, revela una inspiración fuerte y profunda. Un “clásico”, el gran John Welson, compone la contraportada, con un dibujo tan suyo que no precisa ni de venir firmado. El frontispicio es de Amirah Gazel, de su serie Enemy myself, y la imagen de cierre de Tim White. Un anexo lo forma el capítulo 16 de La novela del indio tupinamba de Eugenio Granell, traducido por David Coulter al inglés.

Raman Rao, Un brindis por la memoria

Hay textos de J.K. Bogartte (tres capítulos de su “novela corta surrealista” Antibodies, vertidos al francés por Jean-Pierre Dépetris), Andrew Mendez, Peter Dubé, Ody Saban, Kirin, Marie-Claire, Valery Oisteanu, Merl Fluin, Paul McRandle, Rodrigo Verdugo Pizarro, Tim White (unos tercetos muy superiores a los de Dante), Allan Graubard (seis poemas, uno de ellos un muy bello homenaje a Laurence Weisberg, que nos permite recordar la semblanza que le dedicó en Lo que será), Paul Cowdell (un “Mapa de campaña”, con su ilustración), Chanterel Gagnon. Algunos, como los de Ody Saban o Valery Oisteanu, son ya conocidos, hábito que resta algo de fuerza a publicaciones de este tipo.
En las ilustraciones predomina el collage y el dibujo, aunque haya también fotos y pinturas, con una lista de nombres más amplia aún: Michael Vandelaar, Byron Baker, Guy Ducornet (collages de sus series Cosmos y Totems), Zazie, Tunç Gencer, Janice Hathaway, Singwang Chong Li, Raman Rao, Rik Lina, Jean-Pierre Paraggio (Los invisibles, de su serie Picos y garras), Jon Graham, Pascale Dubé, Alex Januário (su encuentro onírico con António Maria Lisboa, ya reproducido aquí), Patrick Lepetit, Richard Misiano-Genovese (con unos versos correspondientes de Alejandro Puga), Bruno Montpied, Craig S. Wilson, Suzanne y Sylvain (Cuestionamiento de un cerebro reptiliano), David Coulter (un espléndido El castillo de Otranto, aunque aquí se haga de lamentar especialmente que la reproducción no sea en color), Steven Cline (ídem, ya que se trata de otro collagista en quien es esencial el color), Casi Cline, Suzanne Labrie, Carl Lampron.
David Nadeau/Pascale Dubé,
La máquina de hacer el amor mágico
Del maestro de ceremonias hay un homenaje al colectivo Device Scribbles, y de este “laboratorio de creación numérica colectiva”, ya disuelto, una pieza, lo que nos permite dar un enlace con más material, dentro de la página ungetr:
Nadeau ha elaborado con Pascale Dubé La máquina de hacer el amor mágico, y con Willem den Broeder y Craig S. Wilson un collage numérico. Añádase en este genuinamente surrealista gusto por las fuerzas unidas una serie de dibujos del colectivo La Vèrtebre et le Rossignol (Nadeau, Dubé, Marie-Claire, Lampron, Gagnon), más dos textos.
Hay espacio también para algunos creadores canadienses cuya inspiración visionaria considera la revista acorde con “el espíritu de la investigación surrealista”, en concreto Coroner Paradis, Gilles Latour, Sien-Sébastien, Siri Tobahc, Gabriel Lalonde y Allex Bel (este último con el texto “Le mémevioque”, acompañado de un dibujo, en un conjunto impactante), así como para los patafísicos Gleason Théberge y Tania Lorandi.
Jean-Pierre Paraggio, Los invisibles